En el mundo moderno, la felicidad puede venir en forma de un iPhone. O al menos así lo creía @jovasbdz, un joven de Guadalajara, cuya odisea por la dicha tecnológica nos lleva por un viaje tan cómico como reflexivo.
En una era donde la tecnología se entrelaza con nuestras emociones, @jovasbdz compartió su travesía en TikTok, revelando cómo su anhelo por el codiciado iPhone lo llevó al diván de un psicólogo. ¿La razón? Creía que la posesión del dispositivo era el pase directo a la estabilidad emocional.
«En el 2016, le explicaba a mi terapeuta cómo mi felicidad dependía de un iPhone», cuenta @jovasbdz en el video, con un humor irónico que refleja su perspectiva retrospectiva.
La historia toma un giro digno de un drama moderno cuando, tras finalmente obtener el objeto de su deseo, @jovasbdz se convierte en víctima de una estafa y pierde su preciado iPhone. ¿El resultado? Una espiral descendente hacia la desesperación, que solo se detiene con la intervención de sesiones terapéuticas adicionales.
Pero, como suele suceder con las tragedias modernas, hay una lección que aprender. Después de un proceso de autorreflexión y curación emocional, @jovasbdz llega a la conclusión de que su obsesión por el iPhone fue exagerada. Años después, reflexiona sobre cómo en 2016, tener un iPhone era el pináculo del estatus entre los jóvenes «cool».
La historia de @jovasbdz nos recuerda que la felicidad no se encuentra en un dispositivo, sino en las conexiones humanas y en descubrir lo que realmente nos hace sentir plenos. Entonces, ¿qué necesitas tú para encontrar la felicidad? Quizás no sea un iPhone, pero seguro que es algo mucho más valioso.
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