La semifinal será disputada por los mejores cuatro equipos del torneo.
Hubo sorpresas en la repesca, sí, porque afortunada y desafortunadamente, este deporte es de momentos, y de precisiones.
Sin embargo, ya en los cuartos de final, con una doble ventaja dada por la posición en la tabla (uno: cerrar como local la serie; y dos: que el peor posicionado de la serie deba ganar sí o sí en el global) la lógica, la táctica y el trabajo en conjunto, prevalece.
Con una pequeña ayuda de arriba –quisiéramos decir que la suerte o el creador- nos referimos al VAR y la comisión de arbitraje.
En el primer encuentro – y más disparejo sobre la mesa- Atlético de San Luis, con el más reciente entrenador campeón olímpico, intentó tanto en la ida como en la vuelta, ponerse al tú por tú ante Pachuca.
Lo cierto es que jamás pudieron ponerse en una posición de ventaja real durante la serie.
En la llave número dos, -la más polémica- América y Puebla tuvieron un par de partidos con emociones momentáneas, errores no forzados y decisiones arbitrales que le pusieron sabor a la serie.
Nosotros podemos decirlo, pero al parecer ni los medios más grandes, ni los equipos deben.
¿Por qué? Porque la liga MX nos ha hecho creer que presionar a los árbitros demerita el deporte y el espectáculo.
¿Por qué? Porque es más fácil justificar los errores, que remediarlos.
Regresando al fútbol de cancha:
En una serie especial para la afición tapatía, Atlas -el campeón- eliminó a su acérrimo rival, Chivas.
El número 3 de la tabla, llegaría al partido de vuelta con una ventaja de un gol, derivado de la victoria dos por uno, que le sacó al Guadalajara en su cancha.
Ya para el regreso, el campeón se puso al frente en el marcador y a Chivas solo le alcanzó para un empate, que lo eliminaría de toda posibilidad.
La serie más pareja -para bien o para mal- fue protagonizada por Tigres y Cruz Azul, en la ida ganó Tigres por un gol, ante un error de la saga cementera, y en la vuelta sucedió algo similar pero al revés.
Sea como sea, Tigres accedió a la siguiente fase por su posición en la tabla, y tendrá que mejorar si quiere eliminar al campeón y llegar a la gran final.
Los cuatro equipos semifinalistas: Tigres (2) vs. Atlas (3) y Pachuca (1) vs. América (4), lo tienen merecido, aunque no deja de ser preocupante el bajo nivel que manifestaron los árbitros en todos los partidos.
¿Le alcanzará al campeón y la estrategia de Diego Cocca para, no solo ser la mejor defensa del torneo, sino ir a buscar el resultado, con una delantera que si bien no necesitó demasiada magia para echar Chivas, tampoco la mostró?
¿Miguel Herrera podrá meter de lleno a sus jugadores a la semifinal, para mantener la defensa sólida y la delantera fina?
¿Pachuca mantendrá el nivel que mostró todo el campeonato, para echar a un América que siempre será difícil en la fase final?
¿América logrará mitigar un poco la hegemonía que ha mostrado el equipo de Hidalgo, en tiempos podernos ante ellos?
Lo sabremos el próximo lunes.
Por lo pronto a festejar los que se sientan con ganas de hacerlo y a poner sus barbas a remojar, los que quieran mostrar un cambio real para la siguiente temporada.
Nuestro deseo es: ¡Qué gane el fútbol!
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