Esta semana se realizó el sorteo de grupos para el mundial Qatar 2022. Y es inevitable pensar: ¿En este sí llegaremos al quinto partido?

De un solo toque: Al quinto partido.

Esta semana trascendió -como pase filtrado de Ángel Di María- que a México le tocó otra vez el maldito “Grupo de la Muerte”, ahora en el mundial de Qatar 2022.

Si usted no está familiarizado con el término, así se le llama -de manera no oficial- al grupo con los partidos más reñidos en la fase clasificatoria.  Y paradójicamente todos los países de media tabla creen estar en él.

Pues bien, al México que solo ha podido llegar una vez en su historia al quinto partido, ese México que es el sexto país con más asistencias a los mundiales, ese mismo México que ya ganó 2 copas sub-17 y una medalla de oro en juegos olímpicos, le tocó competir contra: (Pausa dramática)

La última -tal vez ahora sí- Argentina de Messi. La Polonia de un tal Robert Levandowski, jugador de un tal Bayern Munich, con algo así como 600 goles en su carrera. Ah sí, y también Arabia Saudita, un país al que todos creen que se le puede ganar, pero muy pocos saben situar en el mapa.

En el – toco madera- caso que el TRI, lograra una victoria, un empate, y una derrota, le tocaría enfrentar -según la lógica pambolera- a Francia. Nada más y nada menos que el actual campeón del mundo.

Ahora, que si México gana dos de sus tres partidos en la fase grupos, que nos pongan a quien sea y es más que le echen aguacate, limón y chiltepín.

¡Ah, el hermoso sueño del quinto partido! Tan frágil para los equipos de CONCACAF, que muy fácilmente puede convertirse en la pesadilla del “No era penal”, el golazo de Maxi Rodríguez, o el satélite de García Aspe. ¿A qué le tiras cuando sueñas `capitano´?… 

¡Sí! Todas las esperanzas son hermosas mientras la realidad no las alcance.

Y esta realidad, es una en la que siempre parece que sí, pero nomás no. Por más tirones que le queramos dar a la justicia futbolera o al ranking mundial de la FIFA

A lo mejor nos falta aceptar que en la realidad que quisiéramos, sirven más: el trabajo, la humildad y la cancha; que los patrocinadores, los noticieros deportivos y la esperanza.

Que tal vez no seremos un país de quintos partidos, sino hasta que dejemos de idealizar el triunfo, y empecemos a disfrutar del juego. Sin presiones ni presunciones.

¡Que sí! Dominamos el fútbol: En la tribuna, los vestidores, las camisetas, comerciales, entrenadores, televisoras, aficionados, modas, “modales” y estereotipos. Pero solo se puede dominar la cancha, dando todo: con la cabeza fría y el corazón caliente.

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